me despiertan cada madrugada hasta escurrirme fuera de la cama,
sentado frente a lo inimaginable del tiempo, me cuestiono el por que de un nada alcanzado,
en continua dicha que se asemeja al reclamo del tiempo que no pareciera estar a mi lado,
ando y voy inseguro de lo que escucho y veo
engañando al tiempo y burlando al viento.
Busco entre lo alto de donde estoy parado pero sigo tan debajo de mis sueños sin poder alcanzarlos.
La isla de la soledad se asemeja a la realidad tan gris que se pinta después de aquella fiesta donde el festejado nunca encuentra el sentido de tanta felicidad en los invitados que han de asistir sin ser esperados.