lunes, noviembre 23, 2009

El amor.

“Tratare de amar aunque sea lo último que desee lo externo de mi ser”.

Conocido por inmensidad de conceptos, acompañado siempre de lo radical de una actitud favorable o impulsiva, es el amor el testigo del caminar humano sobre inmensos territorios en momentos difíciles, algunos recordables y otros màs no tan satisfactorios.

Dirían algunos expertos en el arte de amar que es la batalla donde todo se vale, todo se puede y todo se tiene pero lo que podría ser cierto es una cosa: en ciencia cierta no se podría explicar la radicalidad que puede provocar el amar, algo o alguien, pues aunque lo inmerso en lo profundo del entendimiento humano el amor gobierna la totalidad del tiempo, espacio y lugar justamente como la ley de la materia solo que este simplemente se rige del impulso creado, construido y formado a partir de la percepción personal humana independiente de cada historia de vida y se destella de mil formas.

La mañana avanza lentamente y despertamos con el anhelo de pensar en quien amamos o en lo que suspendemos nuestro deseo más profundo y nos disponemos a continuar con nuestra vida en tal presente que corremos tras el egoísmo inconsciente de sentirnos bien y reconocidos, la figura que el espejo nos refleja algunas veces nos anima a conseguir lo amado pero otras más nos ensoberbece en la mitomanía de esta fantasía tan extraña. Y así podríamos vivir el resto de nuestro día engañados por un deseo que nuestra propia mente provoca y desaparece.

El amor conforma nuestras relaciones humanas cotidianas de mínima o máxima manera nos transforma en soñadores despiertos mirando un entorno alterado con consecuencias que desembocan en mas deseos de amar y ser amado, pues podría acabarse la existencia misma del planeta en un solo segundo pero mientas nuestra mirada fijada este en el deseo de aceptar, amar y soñar, esta realidad pasa de largo frente a nuestras contemplaciones cautivadas por tan raro efecto que humanamente provoca cambios y un crecimiento indescriptible.

Mucho se ha dicho de tal tema pero sin sentirlo es como tratar de dibujar el aire que nos provoca la satisfacción de existencia, incluso el vivir el amor no garantizaría entenderlo con lo abstracto de nuestra visión limitada terrenal, pues de tratarse así se nos escabulle con la astucia de no dejarse alcanzar sino hasta sentirlo en la realidad que cada uno forma alrededor de eso que tanto ama, podría ser algo o alguien pero será lo mismo que se siente cuando el volver a nacer llega de nuevo a nuestros cuerpos cansados de vagar bajo el sol que amenaza secar todo nuestro entorno.
Tratare de amar sin reservas de pensar que hubiera pasado de no hacerlo y mientas tal impulso y deseo ahoga mi alma seguiré caminando buscándolo ahí justamente de donde parte mi existencia acompañado de mi inseparable imaginaciòn cuestionable y juiciosa.

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